martes, 20 de junio de 2017

Conquistando la cima del Manquehuito

Hace meses que me nació el deseo de tomarme una foto con la imponente cordillera detrás de mi, la universidad, el trabajo y la salud, me lo habían estado impidiendo. Me puse a buscar un lugar que fuera fácil de acceder y que permitiera contemplar la cordillera. Recordé que había escuchado del cerro Manquehuito, en voz de un excompañero de ciclismo. Este domingo justo coincidió con un sábado de lluvia, era el día perfecto, tenía que subir.


Llamé a mi amigo Pablo Veneno, un cuate aperrado, que disfruta de los retos, quien prefiere un día de actividad a una noche de fiesta mientras te emborrachas hasta el amanecer. No me defraudó y acepto acompañarme.
Sábado en la noche, fui a una fiesta, esta vez me propuse no tomar nada de alcohol y me mantuve firme, nada de alcohol. Disfruté del ambiente, de la comida y del baile. Me retiré temprano para reponer energía y partir al cerro el domingo en la mañana.
Domingo en la maña me despierto temprano, saco a pasear a mi perrito Tommy, desayuno y preparo la mochila, llevo frutas como plátano y naranja, un litro de agua (debí haber llevado 2 litros), galletas y una colación.
Al llegar al punto de encuentro donde quede de juntarme con Pablo, me llevé una grata sorpresa, se habían unido más personas, incluso uno de ellos ya había hecho el recorrido por lo que su experiencia fue bien recibida.
Por fortuna el transporte publico te deja muy cerca del sendero para subir al cerro, caminamos no más de 2 horas, un camino muy empinado, fuimos despacio, a nuestro ritmo. Mientras caminaba, pensaba en que quizás no lograría llegar a la cima, el viento, el frió y un malestar en la garganta complicaban el camino. Pero a pesar de dar pasos lentos y pequeños, mientras transcurría el tiempo estábamos cada vez más cerca de la cima, así hasta que finalmente llegamos.
Una vez arriba, se siente el aire limpio al respirar, estar ahí valió todo el esfuerzo, aire limpio y una vista espectacular, de hecho mientras escribo estás lineas recuerdo perfectamente cada detalle, el dolor en las piernas, el frió, el viento helado y la garganta con dolor, pero nada de esto importaba, ya estaba en la cima, eso era lo que importaba.
El descenso fue más rápido, pero las piernas flaqueaban, el frió aumentaba, estaba agotado pero feliz, sentir que logré cumplir mi deseo, tomarme una foto con la cordillera de fondo.
Total gastado: 5 USD